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La Historia Paranoica

CAPITULO 2

CAPÍTULO II.

Al atardecer, cuando Eric ya se disponía a cenar, alguien llamó a su puerta. Era Zintia, que venía toda mojada.
- Pero, ¿qué haces aquí?- preguntó Eric.
- Calla. Ha ocurrido algo horrible. Esto es muy importante. Coge tu abrigo y ven conmigo- Zintia hablaba rápidamente y su voz temblaba.
- Ya voy- respondió Eric.
Ya en la calle, bajo la intensa lluvia y calados hasta los huesos Eric preguntó:
- Bueno, ¿me vas a contar lo que pasa o no?
- Apolo... Verás... Apolo ha muerto.
- ¡¿Qué?! No lo dices en serio. No puede ser.
- Yo al principio tampoco lo acepté, pero después de ver el cadáver...- Zintia se estremeció.
- ¿Como ha sido?- preguntó Eric.
- Ha sido asesinado. Bueno, la verdad es que no están muy seguros de lo que ha pasado. Es mejor que lo veas por ti mismo. Ya estamos llegando.
Eric aceleró el paso y por fin llegaron a la cabaña del viejo jefe. El suceso había reunido a mucha gente. Todos estaban asustados y confusos. Nadie sabía con certeza que había pasado en la cabaña. El FBI había acordonado la zona. Eric pudo pasar gracias a su posición en el Consejo.
- ¡Por Thor!- exclamó, horrorizado ante el espectáculo que tenía frente a sí- ¿Qué demonios ha pasado aquí?.
La habitación estaba llena de sangre. Había manchas de sangre por el techo, por las paredes y por el suelo. Apenas podía reconocer esa habitación en la que hacía una semana "cenaba" muy a gusto con Apolo. Le costó distinguir el cadáver, pero por fin lo identificó. Le habían arrancado las piernas y su cara estaba totalmente desfigurada. No pudo seguir mirando. Se dio la vuelta y vomitó. Después de eso se desmayó.
Los instantes siguientes resultaron bastante confusos. Gente que entraba y salía, gritos, órdenes dadas por un tipo con el pelo corto, nariz pronunciada y abrigo largo y negro, y llantos de una mujer sentada en una silla, junto a la que había una bella joven. Mucha gente vestida de negro se movía a su alrededor, hablando nerviosamente, palabras que no podía entender. Poco a poco, Eric fue recuperando el conocimiento. Entonces reconoció a Coral sentada a la silla. Junto a ella estaba su sobrina Astarté. El cadáver de Apolo ya no estaba allí. En ese momento el hombre del abrigo negro se le acerco y le dijo:
- Agente especial del FBI Muldex. Quisiera hacerle unas preguntas.
- Adelante - respondió Eric.
- ¿Conocía usted a la víctima?
- Sí, era para mí como un padre.
- ¿Cual cree usted que fue la causa de su muerte?
- ¿Paro cardiaco, quizás?¡Cómo quiere que yo lo sepa!¡Esto está siendo muy duro para mí, así que acabe pronto o perderé los nervios, maldito burócrata yanqui!
- Está bien, está bien, tranquilo. Ya la última. ¿Conoce a alguien que tuviera alguna razón para desear su muerte?
- Espero no conocer a nadie capaz de semejante atrocidad.
- Gracias, ha sido de mucha utilidad, ya puede marcharse - dijo Muldex, quien en ese momento se volvió a su compañera, Eskali, para explicarle una extraña teoría sobre magia negra y vudú a la que Eric no hizo ningún caso.
Estaba muy cansado y volvió a su casa. no quería saber nada más de este asqueroso mundo. ¿Como podían haberle hecho algo así a la persona más justa del mundo, que era incapaz de hacer daño a una mosca?(bueno, exceptuando aquella ocasión en que le dio por torturar a una que le había picado). Todo el pueblo le quería y estaba claro que todos le echarían de menos, ya que se acabaría la anarquía.
Mientras él volvía a su casa empezaron a ocurrir unos sucesos que iban a cambiar el devenir del pueblo.
Rosanis, al enterarse de la noticia fue corriendo al lugar del suceso. En seguida se dedicó a calmar a las numerosas personas que se habían reunido allí. Su discurso fue el siguiente:
- ¡Ciudadanos!¡Apolo ha muerto!¡Este es un capítulo muy triste en la historia de nuestras vidas!¡Apolo recibirá los honores que se merece un rey!¡Todos debemos tener presente su enseñanza y su ejemplo, y tenemos que saber elegir nuestro camino a partir de este momento!¡Convoco una asamblea para mañana mismo a la mañana en la que me elegiréis vuestro nuevo jefe!¡Espero veros...
- ¿Y por qué no hacerla ahora mismo?- interrumpió una voz. Todo el mundo giró la cabeza hacia la persona que había interrumpido la perorata de Rosanis. Era Arteniáin.
- ¡Vaya, Arteniáin! ¡Por fin apareces!- le recriminó Rosanis - ¿Se puede saber donde demonios estabas? ¡Hace ya más de tres horas que te estamos esperando!
- Eso no importa, lo que importa es elegir al nuevo jefe, y, no es por echarme flores, pero por mi puesto en el consejo y por mis aptitudes soy la persona más adecuada para ocupar ese puesto.
- ¿Ah sí?- dijo una voz de la multitud - ¿Y cómo sabemos que no has asesinado tú a Apolo para ocupar su puesto?
Un clamor de murmullos surgió de repente, primero suave, para convertirse paulatinamente en una algarabía de amenazas y gritos. El agente Muldex paró este lío para decir:
- Caballeros, lo mejor que pueden hacer es votar a su nuevo jefe democraticamente.
Tres horas después, cuando ya surgía el Sol, la votación había acabado. Se tuvo que repetir cinco veces por irregularidades e incorfomidades. Finalmente el jefe resultó Arteniáin, gracias al apoyo que recibía del ejército y de la fábrica de armas. Un nuevo periodo nacía para la aldea de Eric, y lo hacía bajo las sombras y las dudas de un asesinato, una votación amañada y muchos otros interrogantes que no encontrarían respuesta hasta mucho tiempo después. ¿Quién lo hizo?¿Por qué?¿Cómo? Eran incógnitas que nunca tendrían respuesta.
Mientras tanto, en una oscura caverna, dos extraños sujetos mantenían una intrigante conversación:
- Milord, os comunico que Apolo ha muerto como ordenasteis.
- Bien, bien... Ahora ya podemos avanzar para conquistar Amantis. ¡Rápido!¡Llama a los wargos y a los orcos antes de que se maten entre ellos! Alea jacta est.

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