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La Historia Paranoica

CAPÍTULO 16: PESADILLA

Eric estaba entusiasmado, por fin le pasaba algo bueno: ¡Su mala racha se había terminado! Tal era su euforia que se sintió lleno de energía y de vitalidad (incluso mejor que cuando comía "Voyicao"). Tuvo fuerzas para levantarse y empezar a andar erguido. Incluso se podía intuir que era una persona.

 

Cuando un rayo de sol le dio en la cara obligándole a cerrar los ojos para no quedarse ciego, Eric se creyó en el hombre más feliz sobre la Tierra (¡qué iluso!). Pudo acercarse hasta el castillo sin que los guardias le molestaran ya que estos huyeron despavoridos en cuanto asomó la cabeza por la entrada del túnel. Pero Eric se lo pensó mejor, y decidió tomarse unas vacaciones antes de intentar acabar con Travolti, al fin y al cabo se lo había ganado. Tomó el primer avión a Suiza y allí, en un balneario apartado del mundanal ruido, se recuperó (o por lo menos lo intentó). Los médicos consiguieron reconstruirle (siguiendo el tratado del doctor Anibal sobre la anatomía humana y sus propiedades culinarias), e incluso lo perfeccionaron, hasta tal punto que decidieron clonarlo para que así hubiera dos y conseguir de este modo salvaguardar un especimen tan perfecto en caso de que el otro la palmase definitivamente.

 

Eran tan sumamente perfectos, que no tuvieron ni que coger el avión para volver hasta el castillo: fueron corriendo para así "entrar en calor para la batalla". Recorrieron una distancia similar a la de ir tres veces de costa a costa de los Estados Unidos, fueron también campeones del mundo de ping-pong, fueron fuente de inspiración de John Lennon, descubrieron donde estaba Roldán... vamos, que ni Forrest Gamp.

 

Por fin llegaron al castillo, con todo un séquito de fans y admiradores detrás; y de listos que eran no les fue necesario ni idear un plan para atacar, su inspiración les guió, y así les fue. Antes de acercarse a escasos cien metros de la entrada principal, ya se habían dado tres o cuatro guarrazos, además, todos los fans habían muerto por su incompetencia. Vamos, que no eran tan listos como parecían. Visto el panorama decidieron pararse a pensar, pero la rehabilitación y posterior clonación habían sido tan cutres que el cerebro se les recalentó y empezaron a echar humo como si de un par de chimeneas se tratara, lo cual permitió que fueran detectados por los secuaces de Travolti, quienes, al ver a aquel par de personajes con el cerebro en proceso de combustión sufrieron un repentino ataque de compasión y decidieron invitarles a pasar dentro del castillo y comer algo mientras su escasa materia gris se solidificaba.

 

Cuando Eric y Eric´ estaban degustando los manjares que les habían ofrecido se miraron con un gesto de complicidad y atacaron por sorpresa a los dos únicos guardianes que les vigilaban. O sea, que al final no eran tan tontos ¿o sí? Ni siquiera ellos lo sabían, porque a las primeras de cambio metieron la pata al intentar salir del cuarto en que estaban por la ventana que daba al patio interior. La caída libre fue alucinante, y todavía lo fue más el hecho de que sus rostros entraran en contacto con el hormigón armado del suelo.

 

De repente Eric se despertó con la frente empapada de sudor, miró alrededor y comprobó que todavía estaba en el túnel y que sólo había tenido un sueño (pesadilla, paranoia, delirium tremens,... ¿qué más da?) Por si acaso se miró en un espejo y comprobó que era igual de asqueroso que antes, pero que por lo menos, no tenía un adoquín por nariz...

 

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